He Jiankui sorprendió al mundo entero cuando hace cinco años aseguró que había creado los primeros bebés editados genéticamente. Ahora, después de pasar tres años en una prisión china, sus intentos de retomar su carrera científica no han pasado desapercibidos.
Hace cinco años, el científico He Jiankui sorprendió a sus compañeros y al mundo al asegurar que había creado los primeros bebés editados genéticamente. Ahora, después de pasar tres años en una prisión china por practicar medicina sin licencia, enfrenta obstáculos y críticas mientras intenta retomar su carrera como científico.
Durante meses, He ha estado promocionando sus planes para desarrollar terapias genéticas asequibles para enfermedades raras, comenzando con la distrofia muscular de Duchenne. Ya hace unos meses anunció en redes sociales que había abierto un laboratorio en Pekín. Habló de forma remota sobre este nuevo esfuerzo en un evento a principios de febrero organizado por la Universidad de Kent en Reino Unido.
Y la semana pasada, anunció a la prensa la posibilidad de trasladarse a trabajar a Hong Kong que, sin embargo, revocó su visa horas después alegando que había hecho declaraciones falsas y anunciando una investigación criminal.
The Associated Press se ha comunicado con He varias veces por teléfono y correo electrónico, pero no accedió a dar una entrevista. Además, el científico dijo en Twitter durante el fin de semana que haría una pausa en la red social para concentrarse en su investigación.
Los científicos están divididos sobre el regreso de He
Mientras tanto, otros en el mundo científico están divididos sobre sus esfuerzos por regresar, y algunos expresan serias dudas.
“Tenemos que ser claros: no tiene experiencia en edición de genes” y su experimento anterior fue “un desastre total”, dijo Kiran Musunuru, un experto en edición de genes de la Universidad de Pensylvannia que escribió un libro sobre el caso.
“Entiendo que tal vez algo de esto sea una jugada para rehabilitar su reputación… Pero, ¿cómo puede alguien pensar que es una buena idea?”.
A algunos científicos les preocupa que pueda volver al tipo de trabajo que hacía antes, que implicaba el uso de una herramienta llamada CRISPR-Cas9 para editar embriones genéticamente. Según dijo el polémico científico, lo que hizo fue desactivar un gen para evitar que el VIH ingrese a las células. La idea era intentar que los niños fueran resistentes al sida.
La herramienta de edición genética es poderosa y puede conducir a tratamientos para muchas enfermedades. Los científicos que lo descubrieron recibieron el Premio Nobel en 2020.
Pero el trabajo de He fue criticado en todo el mundo porque, al editar embriones, estaba intentando cambios que podrían transmitirse a las generaciones futuras, alterando potencialmente el curso de la evolución humana. El trabajo también era médicamente innecesario y conllevaba el riesgo de cambiar otros genes.
No está claro cómo les está yendo a los tres niños que crecieron a partir de los embriones, las gemelas conocidas como Lulu y Nana, y un tercero, Amy.
“No me sorprendería que dentro de unos años, si surge la oportunidad, vuelva” a ese tipo de trabajo, dijo la dra. Samira Kiani, ingeniera genética e investigadora de la Universidad de Pittsburgh, quien produjo un documental sobre la historia de He llamado ‘Make People Better’.
Pero Benjamin Hurlbut, un experto en bioética y biomedicina de la Universidad Estatal de Arizona que está en contacto con He de vez en cuando, dijo que “no hay absolutamente ninguna razón” para creer que hará algo así.
Además, agregó que tiene el conocimiento y las conexiones para construir proyectos respetables en biotecnología. “Cumplió su condena y está tratando de comenzar de nuevo”, dijo Hurlbut.
La reveladora conferencia que dio He en Londres
La socióloga de Kent, Joy Zhang, organizadora del evento del Reino Unido en el que habló He, dijo que la mayoría de los participantes eran científicos y académicos basados en China, y muchos llegaron con la mente abierta sobre él y su último proyecto.
“Fue realmente impactante la desvergüenza con que se jactaba de su terapia genética cuando tenía muy poca sustancia para mostrar, ya sea científica o ética”, dijo Zhang. “Demostró que no es un genio incomprendido. Es solo un oportunista muy egoísta”.
Durante su presentación de 25 minutos, pasó la mayor parte del tiempo explicando ciencia básica, discutiendo su investigación de Duchenne por menos de dos minutos, según el reporte publicado por los organizadores del evento. Eso incluyó compartir su objetivo de recaudar 50 millones de yuanes chinos (alrededor de $7.3 millones) y comenzar ensayos clínicos para marzo de 2025.
“Hemos expuesto que hay poca sustancia” detrás de los ambiciosos planes de terapia génica de Duchenne de He, según el informe. “Nos preocupaba que pudiera poner en peligro a otra población vulnerable si su nueva empresa avanza sin los debidos controles”.
Los organizadores dijeron que invitaron a He porque China no había tenido una discusión abierta sobre la tecnología y la ética CRISPR desde su sorprendente anuncio en 2018. Estaban decepcionados de que He no hablara sobre su pasado reciente. Un día antes, se había retirado de una charla planificada en la Universidad de Oxford y dijo en Twitter que no estaba listo para referirse a eso.
Kiani dijo que invitar a He a hablar en tales eventos es una buena idea, porque la comunidad científica puede comunicar lo que está bien y lo que está mal, y escuchar sus planes. “Sería muy ingenuo de nuestra parte pensar que si no entablamos ninguna conversación con él, simplemente desaparecerá”, dijo.
Después de la presentación de He, un colega científico lo presionó sobre si pensaba que la llamada “edición hereditaria del genoma humano” debería prohibirse.
La pregunta se ha vuelto especialmente oportuna, dicen los expertos, ya que la agencia de vigilancia de la fertilidad del Reino Unido presiona para que se revisen las leyes y algunos temen que eventualmente podría conducir a la legalización de la práctica.
He no respondió.

He no es un ‘científico loco’ sino el resultado de la cultura de competencia imperante en la ciencia
El antropólogo cultural Eben Kirksey, miembro del St. Cross College de la Universidad de Oxford, que escribió el libro ‘The Mutant Project’, dijo que le preocupa lo que las acciones pasadas de He podrían augurar sobre el futuro.
Por ejemplo, Kirksey dijo que engañó al público sobre la salud de las gemelas en el experimento de edición de genes y reveló en su libro que nacieron a las 31 semanas de gestación por una cesárea de emergencia.
Kirksey dijo que la búsqueda de la fama y los avances potencialmente rentables amenazan nuevamente con interponerse en el camino de la “ciencia buena, estable y bien pensada”.
Además de la investigación de Duchenne, He dijo el año pasado en la red social Weibo que estaba buscando fondos del gobierno chino para desarrollar un tipo avanzado de máquina que crea ADN sintético que podría usarse para almacenar información. Una pequeña pieza de ADN sintético puede almacenar grandes cantidades de datos.
Su propuesta para ese proyecto incluía como asesor a J. William Efcavitch, un científico de California que no respondió a las solicitudes de comentarios. Efcavitch formó parte del consejo asesor científico de Direct Genomics, una empresa de secuenciación que He cofundó antes del escándalo.
Hurlbut dijo que esos planes no atraerían mucha atención si no fuera por el escándalo.
“Hay algo extraño en la preocupación singular por el individuo, el tipo de narrativa de ‘científico loco’, cuando lo que hizo estaba incrustado en una red mucho más grande”, dijo Hurlbut poco después de la publicación de Weibo.
Algo similar volverá a suceder, temen los expertos, a menos que la comunidad científica global cambie la cultura competitiva que empuja a muchos a una carrera por ser los primeros, y a menos que la gente pregunte: ¿Deberíamos apresurarnos solo porque podemos?
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