ENTRE HELL Y CARAJO

Por: Keo Capestany
https://bilingualpower.com/

El profesor de Columbia University, Mario Pei, que dominaba docenas de idiomas, nació en Italia y se educó en los Estados Unidos.  El decía que solamente se aprende perfectamente un idioma.  Tal vez sea cierto.  Yo que he vivido el 70% de mi vida en los EEUU y trabajo como intérprete en los tribunales federales todavía no disfruto como debiera cuando insulto a alguien  en inglés.

Los insultos no traducen bien lingüisticamente y mucho menos emocionalmente.  Cuando queremos mandar a alguien al carajo, por más vueltas que le demos, decirle Go to hell! no tiene, ni con mucho. el mismo sabor.  Aparte, nosotros no enviamos a nadie al infierno, los mandamos “al diablo” o, preferiblemente “al carajo”.

Mandar al carajo es mejor porque no tiene ramificaciones teológicas. Decirle a un ateo que se vaya al infierno no es nada hiriente mientras que el carajo es insultante indiscriminadamente porque es  igualmente ofensivo depositado en los castos oídos de una monja católica o pronunciado contra un agnóstico recalcitrante.

En Miami hay un bar llamado “El Carajo”  y hay miamenses que consideran tal nombre ofensivo a la moralidad y las buenas costumbres.  Mi única objección  es que ahora en esa ciudad el carajo se ha desafilado y una palabra de gran prosapia lamentablemente ha perdido impacto.  Además se han creado algunos problemas de comunicación.  Posiblemente conmociones laborales se han engendrado cuando despachadores de compañías de taxis hayan llamado por radio a uno de sus taxistas conminándolo, ¡ Vaya a El Carajo inmediatamente!

En comparación con hell carajo es de exquisita fertilidad como se puede apreciar por su ilustre progenie que adorna las doctas páginas del Diccionario de la Real Academia. Una de ellas, carajito se usa afectuosamente para referirse a niños en varios países de América Latina.

Finalmente, los aficionados a la etimología no encontramos entusiasmo vituperativo en hell pues, al contrario del cálido infierno de nuestras creencias mediterráneas, hell proviene del hel de la mitología vikinga cuyo clima era extremadamente frío.

Deja un comentario