¿MÁSCARA O NO MÁSCARA? HE AQUÍ EL NUEVO DILEMA SHAKESPEAREANO

Ya algunos hemos vivido esta escena. Usted va de compras al supermercado, en el estacionamiento mientras se dirige hacia el edificio, usted que lleva una mascara, ve a otra persosna que no lo hace. Entonces hay un intercambio de miradas de juicio de lado a lado entre una persona considerada demasiado paranoica y una persona considerada demasiado arrogante.

Desde que los funcionarios de salud comenzaron a recomendar que todos usen corebocas en público para reducir la propagación del coronavirus que causa COVID-19, ha surgido un nuevo fenómeno social. Cualquier cosa extraña que la gente sintiera al ponerse máscaras ha sido reemplazada por la cautela de cualquiera que no lo haga. Alguien infectado con el virus puede propagarlo incluso sin mostrar síntomas, por lo que en la era de la pandemia, todos somos sospechosos.

La tensión parece aumentar con cada nuevo diagnóstico, con cada nueva estadistica. Las cadenas de supermercados dicen que alientan firmemente a los compradores a cubrirse la cara para mantenerse a salvo. Costco comenzó a exigirlo, Whole Foods comenzó a proporcionar máscaras gratuitas de un solo uso en todas sus tiendas, aunque no exigió a los clientes que las usaran, hay una ordenanza que lo exigirá a partir de 18 de mayo en lugares públicos cerrados en Seattle.

Quiza es lo menos que puede hacer, hay quien no está demasiado preocupado por su propia salud, pero personas se molestan cuando ven a otras sin cubrirse la cara, mientras que otros parece que les afecta lo contrario.

Las pruebas sugieren que, cuando estás enfermo, utilizar un tapabocas puede ayudar a proteger a los otros de enfermarse. Del mismo modo, cuando estás sano, usar un tapabocas posiblemente disminuirá tus probabilidades de contagio si estás rodeado de enfermos. Sin embargo, los tapabocas no son infalibles.

Los tapabocas, o lo que los médicos llaman mascarillas quirúrgicas, comenzaron a usarse en los quirófanos a finales del siglo XIX. Rápidamente, se volvieron populares entre el público deseoso de protegerse durante la epidemia de influenza de 1918.

Las mascarillas quirúrgicas también ofrecen buena protección para quienes están sanos pero preocupados. En un estudio que examinó a 446 enfermeros, los investigadores descubrieron que los tapabocas quirúrgicos son tan buenos —o casi tan buenos— para proteger de la influenza como los respiradores, que son mascarillas de tecnología de punta usadas en los hospitales.

Si no tienes una mascarilla o tapabocas, o no quieres usar una, mantener una distancia de unos dos metros ante una persona enferma podría disminuir tus probabilidades de contagio. El aire que rodea a la gente enferma, aun cuando no está tosiendo o estornudando, está lleno de pequeñas partículas infecciosas, así que mientras más lejos estés de los enfermos, mejor.

Lavarte las manos con frecuencia también es muy importante para evitar el contagio, puesto que tocarse los ojos, la nariz o la boca con los dedos infectados puede transmitir enfermedades.

Cuando yo las uso me siento realmente empático con las personas que tienen mayor riesgo, me siento protegido y promuevo su uso. Pero por otro lado hay tantas historias e informaciones que aseguran que es malo, personas que declaran que sienten que no pueden respirar y no la usaran, que se esta dejando a criterio de la gente usarlas o no, aunque el debate sigue y seguirá.

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